Y se le notó la marca de la soga

Yo por Dentro – Cine, tele y así – Madre Naturaleza

Saddam fue ejecutado, sí. Murió violentamente, como casi todos los líderes en la historia de Irak. Ahorcado, y debidamente filmado con un teléfono celular. Los noticieros todos se opusieron a semejante barbaridad, tan brutal y de mal gusto, de la manera en que mejor saben hacerlo: pasando repetidamente las imágenes en televisión, a cualquier hora, hasta el cansancio.

Pero por algún motivo, creo que quienes querían llevar a Saddam Hussein a una muerte deshonrosa, no lo lograron. Muy por el contrario, el ex dictador murió como un hombre digno, a pesar de que se le negó aquello de ser fusilado al estilo militar. La filmación lo muestra siendo maltratado e insultado por encapuchados, minutos antes del final, y reaccionando simplemente con oraciones y un moderado: “Este es mi fin. Comencé mi vida como un guerrero y un militante político. Así que la muerte no me asusta”. Supongo que parte de la culpa la tienen los Estados Unidos, quienes auspiciaron a los chiítas que apresuraron los tiempos de ejecución y violaron una cláusula constitucional según la cual cada ejecución debe ser aprobada por el presidente y los dos vicepresidentes, a fin de boletearlo lo antes posible. Lo que se dice, una venganza y un tiro por la culata, porque un Saddam más derrotado que aquel detenido (luciendo como un náufrago) y examinado por tropas americanas, no iba a haber, a menos que un tribunal internacional lo condenase a cadena perpetua en una cárcel común y silvestre.

Pero días atrás, a Barzan Ibrahim, que era medio hermano de Saddam y de su mismo palo, la cabeza se le salió en plena ejecución. Les digo algo: yo no sabía que eso era posible, y es por eso que estoy buscando el video en internet. Entiendo que con el cimbronazo se te pueda llegar a ocasionar un corte (como a los boxeadores cuando reciben un golpe de refilón), pero creía que el cogote humano era algo más resistente. Dicen algunas versiones que la caída se produjo desde demasiada altura, o que la cuerda era muy gruesa y poco elástica. “Raro incidente” dijo la proclama oficial. Y sí, que te arranquen la cabeza es más bien raro. Y debe ser feo, feo.

Tengo muchas horas de televisión encima, y es por eso que imagino que la antigua cabeza* de los servicios de inteligencia iraquí hizo el ruido de una botella de espumante al ser destapada. Y después de haber visto la ejecución del “carnicero de Bagdad”, no percibo tan ridícula la posibilidad de que algún morocho haya saltado a mojar la frente de los presentes a la voz de “¡Alegría, alegría!”.

*La nota original en el diario Malaysia Sun, así lo dice: Saddam Hussein's half-brother and former head of the Iraqi Mukhabarat (Intelligence Service), demostrando que el que redactó esta noticia tiene la cabeza en el upite, le haya sido arrancada o no.