viernes, mayo 13, 2005

Guía Práctica Mantis: "Consiguiendo la Luna"

Guías, listas, manuales, etc. - Científicamente

Alea jacta est. Sí , Señor, usted ha encontrado a su Princesa, ella, la que todo lo vale. Y sí, usted tiene la bilirrubina por las nubes, como diría Juan Luis Guerra. Obviamente, es su deber conseguir la Luna para su Majestad (y si no lo es, debería serlo, ¿que clase de gandul es usted? ¡Prométasela de inmediato! ¡Asuma el compromiso!) Como Dios es el único sabio, ha decidido que dicha tarea parezca más facil de lo que en realidad es, desatando la imaginación poética y poniendo en orden todas las cosas en el Universo.

Por cierto, usted ha dejado de ser quien era y se ha convertido en Willy Coyote, por lo tanto, tiene que planearlo todo de antemano y a sabiendas de que se le puede ir la vida en el intento. Aqui estoy yo, Mantis, que por esas cosas de la vida me encuentro experimentando y disfrutando de un estado de "embobez" semejante al suyo y estoy presto a ayudarlo. Su batalla es la mía, créamelo.

Nota: El dolor, la alegría y el placer son sentimientos intransferibles, y también lo es la adoración que usted siente por ella, así que bánquesela solo y no pida ayuda a amigos solidarios o compañeros de trabajo o estudio. Ganeselá usted; haga el viaje, juegue limpio, que Alá va a saber recompensarlo.

Plan “A”: La catapulta.

No hay mucho que explicar, no? Una catapulta es difícil de confundir con otra cosa, y su funcionamiento es de simple entendimiento. Averigüe como se fabrica una catapulta con las cosas que hay en el galpón (una reposera rota, dos andamios medio cansaditos, la manguera de regar las plantas, las ruedas de una bicicleta vieja...) y eche manos a la obra, póngase medieval. Ruegue que el fantasma de Isaac Newton lo acompañe, o mejor dicho, que no lo haga, porque debido a errores de cálculo puede usted azotarse contra el suelo efectuando sobre su cuerpo una presión de cincuenta mil atmósferas. Pero no se preocupe, los huesos sanan más rápido de lo que uno cree. Cuando le quiten el yeso (metafórico o no), pase al plan “B”.

Plan “B”: Stairway to Heaven

Una escalera al cielo. Lo más lógico sería que uno buscase el lugar más alto a su disposición, y comenzase a construir allí la mencionada estructura. Si tiene árboles en el patio, elija el de apariencia más sólida, y métale con ganas. Una medianera alta también puede funcionar, pero lo que importa es que todos estos procedimientos de construcción deben ser llevados a cabo durante la noche, cuando la Luna aparece trayendo consigo el verdadero significado de nuestra cruzada. Desarme la catapulta, aproveche los elementos que la componían y adhiéralos a alguna silla de jardín, o a una escalera de albañil y agréguele todo lo que encuentre: fierros viejos, ladrillos, plastilina, baldosas sueltas, palas y rastrillos, la parrilla de hacer los asados, una banqueta... pero no sea inconciente, haga como yo y únalo todo con cinta scotch y plegarias, al tiempo que recita la Sonatina de Rubén Darío en voz baja. En una de esas, Rá se apiada de usted y lo mata de un infarto cuando aún se encuentra en plena caída libre. Por cierto, mi escalera llegó a los nueve metros y cuarenta y cinco centímetros, según palabras y cálculos del camillero que me entablilló las piernas y me sujetó el collarín ortopédico tras bajarme de la higuera de la vecina.

Plan C: ¡Go, go, Gadget!

¡Cuán lejanos quedaron aquellos días en los que uno podía pensar con claridad! ¿No? En fin, la cordura es para los pobres diablos que de princesas nada saben. Busque en el galpón nuevamente, y extraiga el ventilador de pie, la máquina de cortar pasto, o la “bordeadora” en su defecto. Fíjese cual puede desarrollar una mayor potencia (verifique los caballos de fuerza del motor) y átela a su espalda. La máquina de menor poder también nos será útil, desármela e inviértale las aspas, a modo de conseguir tracción en lugar de destrucción, y sujétela de su cabeza. A continuación, enchufe todo en los tomacorrientes (a menos que alguno de los artefactos funcione a base de gasolina). ¿Sabe usted rezar? Hágalo y encienda la maquinaria a la voz de “!Sal de mi sombrero, truco-helicoptero! (enfatice el acento en la última “e”). Debo reconocer que el Plan “C” nunca funciona, pero uno está sufriendo de un ataque de fiebre romántica y debe de probar de todas maneras... no hace falta que se lo recuerde, ella bien lo vale. No olvide aplicar presión uniforme en el torniquete por encima de rodilla, todavía no puede darse el lujo de desmayarse... queda mucho por hacer.

Plan “D”: El Cazador de Mitos

Como todos sabemos, existe un 85% de probabilidades de que la Luna esté hecha de queso. A falta de “Super Ratón”, debemos buscar otro tipo de animalejo dispuesto a tirar del trineo que muy convenientemente hemos creado con los restos reciclados de la reposera y la banqueta. Lo más coherente (siempre considerando nuestro estado demencial) es extraer la flauta que llevamos en el interior de nuestro abrigo y comenzar a interpretar una tonada pegajosa (“La Cosa Más Bella” de Eros Ramazzotti o “Quiero Morir En Tu Veneno” de Ale Sanz son las que yo recomiendo, pero usted es dueño de elegir su mortaja y melodía, ¿de acuerdo? A fin de cuentas, lo que importa es que los roedores, descendientes de aquellos famosos ratones hamelinenses, acudan a nuestro llamado. Cuando lo hagan, tómelos uno por uno y amárrelos al trineo. Los bichejos gustan del queso pero suelen estar en desacuerdo con la noble misión que queremos encomendarles, y tratarán (exitosamente) de mordernos; pero no tema: el amor o algún vecino molesto por el escándalo lo van a matar a usted mucho antes de que el Hanta-Virus pueda hacer mella siquiera. Santa Claus la tiene clara y no da puntada sin hilo, es por eso que los renos bajo su mando vuelan cuando escuchan que su nombre se pronuncia, y no antes. Bautice a los ratones con cuidado. Si alguno tiene la nariz roja, póngale de gracia “Rodolfo”, y ubíquelo al frente del grupo. Él guiará con sabiduría aún a pesar de la niebla.

Plan “D” Segunda Parte y Revisión.

¡Era obvio que los ratones no iban a volar! ¿Qué esperaba usted? Bueno, no lo culpo, yo creí que iban a saltar muy alto, o que iban a cobrar poderes mágicos...

Pasé varias horas a la intemperie hasta descubrir que mi plan había fallado debido a mi poca visión y a que estábamos en mayo 12, no en Diciembre 24. Pero, no se rinda usted, use la cabeza: reemplace los ratones con murciélagos y pruebe una vez más. Si se siente estúpido, recuerde por qué lo está haciendo... si, por la Princesa, siempre por ella... ¿vió que fácil era recuperar el coraje y el entusiasmo? Recuérdelo: es siempre por ella, porque es ella o ninguna otra... prenda el stereo del trineo y haga sonar a Charles Aznavour con “She”.

Aquí me detengo un momento en la sucesión de planes para recordarle que no todos pueden llevarse a cabo en una sola noche. Trate de no desesperarse: ella tal vez le envíe un correo electrónico para saludarlo o lo llame por teléfono durante la semana... pero es probable que se aleje de usted si se entera de lo que anda haciendo, así que espérela, no la apresure, no demuestre que está obsesionado, hágase el interesante... bah, que se yo... haga lo que pueda, ¡que voy a darle consejos! ... si se nos nota en la cara de paparulos que casi no podemos respirar en su ausencia...

Plan “E” Bienvenidos al Hindenburg

¿Recuerda todos esos elementos pirotécnicos que le quedaron de los festejos pasados? Es hora de darles buen uso. Recoja cuanta cañita voladora haya sobrevivido de las últimas navidades y finales intercontinentales de fútbol, y adhiéraselas a piernas y brazos. Adopte una pose de superhéroe, pero en lugar de ponerse los calzoncillos encima de los pantalones como hace Superman, póngase un casco y un enterito de spandex o neopreno, ya que necesitará no solo de suerte, sino también de todo el favor que las formas aerodinámicas puedan hacerle. Si, adivinó: va usted a convertirse en “The Rocketman”. Si tiene un “magiclick” de esos que vienen con llamita, va a ser más fácil y menos peligroso, porque con los fósforos se corre el riesgo de que el tiempo de mecha no alcance, algunos cohetes enciendan y otros no lo hagan, dejándonos con poder insuficiente para elevarnos, pero con fuego más que suficiente para provocarnos quemaduras de segundo y tercer grado en todo el cuerpo. Si la cosa se pone brava, tírese al suelo y ruede. “Oh, la humanidad...”

Plan “F”: Eclipse Total del Corazón

Si no tiene usted caña de pescar propia, pida una prestada y súbase a la azotea. Cuando llegue la noche y el cielo luzca una vez mas la Luna como solitario dije en su gargantilla de estrellas, arroje la línea y el anzuelo con toda sus fuerzas hacia arriba. Tal vez a la primera no resulte, pero siga insistiendo y deténgase sólo cuando se sienta al borde del desmayo, o cuando ya no pueda evitar gritar el nombre de la Princesa. Séquese las lágrimas que le cubren el rostro. Antes de que amanezca, diríjase al río y arroje la línea al agua, o afane una red “mediomundo”. Haga oídos sordos de las advertencias de quienes pretenden sacar nada más que peces del agua, y trate por todos los medios de pescar el reflejo. La Luna se verá obligada a descender para recuperarlo antes de que aparezca el sol.

Dudará usted en algún momento debido a que el reel de la caña cuenta con aproximadamente cien metros de tanza mientras que la distancia que separa a nuestro planeta de su satélite es de unos 384.000 kilómetros, pero tenga siempre presente en sus pensamientos que usted está luchando por un milagro. Un milagro... ¡Un milagro! Tírese al agua si es necesario, y bébase el río todo, con reflejo lunar incluído. Recuerde también que es usted un afortunado, un privilegiado que ha encontrado el verdadero significado del Universo en dónde siempre supimos que estaba. ¡No se rinda! ¡Jamás! ¡Persevere, hasta la locura, hasta dar asco, hasta la muerte! ¡Hasta el Infierno, de ida y vuelta! ¡Agárrese a trompadas con el Diablo si éste osa impedirle el regreso! ¡Muérase mil veces y resucite mil y una, y siga intentándolo! Insisto, si usted pelea con honor, sin malas artes ni semejantes, Dios le concederá el favor, le bajará la Luna y, de yapa, lo hará inmortal en el corazón de ella.

Plan “G”: A la Princesa.

Permita que Ismael Serrano, Ricardo Montaner y Franco de Vita descansen. Apague la música, deje ya de atormentarse. Guarde todo en el galpón, lo difícil comienza ahora. Cuando le llegue la hora de volver a cruzarse con la Princesa, arregle con ella un encuentro posterior, algo fuera de lo habitual, en una plaza, o en una banca junto al río. Compre medialunas y prepare café o té en un termo, según los gustos de ella (doy por sentado que ya los conoce). Cómprele también, si quiere y puede, un regalito; pero no busque impresionarla, algo para que ella sonría estará bien, no queremos tampoco ser un chiste. Ella aceptará y le seguirá la corriente, mitad porque usted le agrada un poco, y mitad por lástima...

Coma en su compañía y disfrute, como lo viene haciendo desde hace rato. Tenga cuidado, puede suceder que usted, en un desliz, mueva su brazo y en él se vean las cicatrices dejadas por las aspas de la cortadora de pasto, y alguna que otra mordida de rata, pero no diga nada, alegue que se lastimó corriendo un mueble. La Princesa reirá... ¿Acaso creía usted que ella no sabía de nuestra lucha por Selene? Por supuesto que lo sabe, (la misma Luna se lo ha contado) y lo valora, porque saberse la fuente de alegría de otra persona otorga placer equivalente a las dos partes. Usted disfruta sinceramente adorando, y ella disfruta de ser adorada sin poder entenderlo del todo. Al fin y al cabo, ¿qué sería de ella (el cometa), sin usted, (la estela)? Ella se divierte paseando por sus sueños, y usted ya ni quiere despertar cuando la sueña.

¡Felicitaciones! Usted ya ha ganado, mi amigo, y desatado la paradoja. Porque también está usted ahora tan perdido en sus ojos que yo podría soltarle la tan mentada Luna en el marote y no hacerle siquiera cosquillas... ¿No es usted –y no otro- el que habla con ella? ¿No es ella –y no otra- la que lo ha escuchado y está riendo de sus chistes? ¿Por quién están relampagueando las esmeraldas? ¿Qué mas quiere? ¿La inmortalidad? La consiguió usted sin darse cuenta, cuando ella le entró a la primera medialuna, pero ¿Para que quiere la vida eterna, si ya la tiene a ella, bella como la luna, brillante como el sol, temible como un ejército?

Hasta acá llega mi ayuda, lo demás debe usted resolverlo solo. Una confesión o último consejo mal llevado he de darle, a modo de saludo y agradecimiento por haber seguido la estrategia con honestidad, enalteciendo al mas puro de los sentimientos:

Y es que yo no tengo pensado equivocarme, porque mi certeza de haber hallado mi razón de ser (léase mi Princesa) es eterna e infinitamente mayor en majestuosidad que cualquier otra cosa en este mundo, incluyéndolo a usted, la Luna y el resto de la bóveda celeste, pero...

Tal vez usted se equivoque y lo eche todo a perder, tal vez no sea usted quien se convierta en su príncipe, pero cuando el fulano aparezca, estréchele la mano y salúdelo gustoso, felicítelo, admírelo por ser mas vivo que usted. Y deje escapar, casi intencionalmente con acento de malevo compadrito, esta frase al oído de la dama:

“Abrile tu corazón al coso éste, amalo y dejalo que te ame, y mojalo con tus lágrimas más sinceras. Yo, mientras tanto, voy a vivir envidioso de su suerte, diciéndome pa´ mis adentros: Esta reina suya es mi Princesa, y ¡que dichoso soy de haberla conocido y de todavía estar dele besarla con los ojos y el corazón!”

Preste atención a lo que suceda. Si ella agradece las palabras, lo estrecha en un abrazo y lo besa en la mejilla, sonría y sea buen perdedor, la suya ha sido la derrota más gloriosa y digna que nadie ha merecido jamás. Ambos sabemos que usted no podrá buscar a ninguna otra, pero siga viviendo. Que el recuerdo de su amada sea a la vez el premio al esfuerzo y el castigo al error. Hay quienes nacen y mueren sin encontrarla, sin siquiera buscarla. Ellos son los verdaderos desdichados.

Pero si se queda en silencio la boca de fresa y las esmeraldas lagrimean, es hora de volver al galpón y empezar de nuevo, en silencio, con valor y rectitud. Por ella, sacuda el polvo de la reposera y llame al hospital para ver si el traumatólogo está de guardía, porque ya está oscureciendo... porque la Luna se está asomando...Y porque no importa si usted no es él. Ella siempre, siempre, va a ser ella.

miércoles, mayo 04, 2005

Como darnos cuenta de que estamos abandonando la niñez, en seis pasos.

Yo por Dentro - Vida Diaria - Guías, listas, manuales, etc.

-Reconocemos la canción Crue Summer de Ace of Base apenas la escuchamos.
-Las estrellas del fútbol de Primera División tienen nuestra edad o menos.
-No entendemos ciertos dibujitos animados de Cartoon Network o Nickelodeon.
-Podemos tararear el estribillo de Wind of Changes.
-Tras mucho Billiken, recordamos las mentiras más mentirosas y sabemos quienes son Frac Aso, Zoilo Zagaz, Lock Olmo, el Rope y el Gusanito, los chicos de piberío y Mac Genio.
-Tras leer mucho Anteojito, conocemos a la pícara Sandrita, Pelopincho y Cachirula, el Príncipe Valiente, Pi-Pío, Calculín, Coco y Cilindrina "una moto a conciencia."

domingo, mayo 01, 2005

Don´t Dream, It´s Over

Yo por Dentro - Vida Diaria

Durante mis sueños y/o pesadillas suelo encontrarme con parientes, afectos, conocidos, enemigos, seres que muy bien no recuerdo pero que sé cercanos, e incluso personajes salidos de mi desordenada inventiva, pero ciertos detalles llaman mi atención:

a) Por lo general, los difuntos no se han dado cuenta de que se han muerto. Mi fallecido padre, mis mascotas, mis abuelas... Todos actúan como si nada les hubiese sucedido, para mi desconcierto y desesperación. ¿Es acaso el sueño -y no el amor como yo creo- la antítesis de la muerte?

Más allá de arrojarme presuroso a todas clase de limitados y malintencionados debates filosóficos, esta pregunta refrescó en mi memoria otra situación inexplicable:

a) ¿Por qué reventada o borgeana razón mis compañeros de la escuela primaria dejaron de crecer? En mis sueños, todos ellos conservan sus doce años mientras que yo envejecí de acuerdo a lo planeado por fuerzas con las que no quisiera tener que discutir. ¿Acaso mi cerebro no puede rebuscárselas para cambiarles las voces, ponerles algo de barba o caderas mas prominentes, dependiendo del género? Y suponiendo que comience a hacerlo desde ahora, ya que va a usar la suposición como forma de salvar obstáculos, ¿No podría usar actores?

¿Cuales son los verdaderos? ¿Los del sueño o los que andan ahora sueltos por la calle? ¿Y si yo tampoco soy el que alguna vez era? ¿Y si soy otro, el de las fotos, que sueña sueños ajenos?

Ma sí, esta noche no duermo y asunto arreglado.