martes, abril 12, 2005

El profesor (dedicado a Friedt)

Guías, listas, manuales, etc. - Otros

Siguiendo con los homenajes escolares, dedicaré algunas líneas a los verdaderos hacedores del mañana: los profesores. Pueden ser de ambos sexos, pero sus estructuras se mantienen.

1) El “empleado”. Trayendo cero pasión por lo que hace, viene por inercia, a marcar tarjeta, ganarse el sueldo y nada más. No le importa si entendés lo explicado, si estudiás, si llegás tarde, si tenés un revólver en la mochila... despreciable. Es capaz de aprobarte con tal de que no lo molestes con explicaciones, y si te lo cruzás años después caminando por la vereda, no te saludará.

2) El “sabio”. Uno se pregunta: ¿Qué hace este tipo desperdiciándose y enseñándome a mí, que soy un gilastro? Si se hace suficiente silencio, se puede escuchar el ruido (squich, squich, squich) que sus neuronas hacen al estrujarse en su cabeza. Los alumnos tienen la sensación de encontrarse frente a Platón, sentado en plena plaza. Son tantos sus conocimientos, que a veces hasta resultan ofensivos. El sabio puede degenerar en cualquier otro ejemplar de esta lista (salvo el improvisado), y eso lo hace único en su especie.

3) El “improvisado”. Uno se pregunta: ¿Qué hago yo desperdiciándome y escuchando lo que dice este gilastro? “El improvisado” posee habilidades y técnicas de supervivencia equivalentes a las de un boina verde, pero no puede evitar que nos demos cuenta de que no sabe tanto como dice. Por lo general, aprobar la materia que él dicta no resulta problemático, pero las correcciones metódicas de “la abanderada” y las observaciones maliciosas del “genio” pueden convertirse en su peor y más oscura pesadilla. Y es que si un tema se complica más de la cuenta, nadie en el aula va a saber resolverlo, y reinarán la confusión, la ignorancia y el silencio. Mas allá de su edad (por lo general son jóvenes , pero también los hay maduros), parece aprender junto a nosotros, a nuestro mismo y penoso nivel. Inútil, pero simpatiquísimo y candidatazo a acompañar en los viajes de egresados de todos los años.

4) El “camorrero”. Un camorrero no nace; se hace. “El tipo me tiene bronca, por eso no apruebo” dicen algunos para justificar que se pasaron todo el año rascándose el higo. Pero en algunos casos, es verdad. Al profesor camorrero se lo reconoce por su mirada enemiga y/o sus sarcasmos innecesarios, que buscan generar una reacción de nuestra parte. Así también, un estudiante de ojo entrenado sabe que las causas de que un profesor se convierta en “el camorrero” son casi siempre: a) Mala vida sexual, b) Problemas económicos, c) Arena o escarabajos en la ropa interior. Hacerse el superhéroe frente a un resentido social de esta calaña es decir adiós y nos vemos en Marzo. Nuestra boca adolescente suele firmar cheques que nuestro trasero no podrá pagar, así que... a andar con cuidado.

5) El “entusiasta”. Antítesis del amargo, uno no se explica de dónde saca “El entusiasta” tanto fervor a horas tan tempranas de la mañana. Tal vez desayune batidos de viagra y anfetaminas, tal vez nunca duerma, quién sabe... Lo que importa es que este adorable personaje siente un amor desenfrenado por lo que hace, y trata de transmitirlo de mil formas diferentes. Un ejemplo del espíritu docente que puede llegar a volverse pesado, pero que a veces te saca de excursión, disfruta del debate, entretiene y enseña más que otros. Basta con que digas que te apasiona su materia para que quiera quedarse a discutir con vos en el recreo, y termine aprobándote. Marche un té de tilo...

2 Comments:

Anonymous Anónimo dijo:

juaaaaaaaaa diosa.. mwe van a echar del laburo juajuajuajajaujauaj

viernes, julio 07, 2006 6:59:00 p. m.  
Blogger Mantis dijo:

Diosa???

Pero si soy un varón!! A lo sumo, Diosito mío. Ahí si me gusta más.

sábado, julio 08, 2006 9:48:00 a. m.  

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