miércoles, abril 25, 2007

Damos Pen@ en Wordpress...

Para los que no se enteraron, desde hace más de un mes nos estamos viendo en:
(el damos pena de siempre)
o en mis otros blogs:
(novela seriada de la gran siete)
y
(sólo para lectores de ¡yo contra el mundo!)
Saludos a todos. Y pasen, dénse una vuelta, que van salir convertidos en mejores personas.

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lunes, marzo 19, 2007

El exilio

Yo por Dentro - Otros - Trabajando

Nos estamos mudando, el regreso de Damos Pen@ se reflejarà en un comentario, ya que desde el laburo, ni loguearme puedo. O sea, avisaré (serà esta semana), pero ustedes pueden, si quieren, dejar en este post un comentario que diga "Ay Mantis, quiero que el Chinchu me avise cuando el nuevo blog estè activo y funcionando". Prometo enviarlo al negrito con el mensaje. De más està decir que quienes más van a alegrarse van a ser los incondicionales, la muchachada de siempre.

A los curiosos, cabe decir que nos vamos a Wordpress. (sì, damospena.wordpress.com) Y si me bloquean el acceso a wordpress, me voy a Blogsome. Y luego, sino, a Bitácoras.net. Y así, hasta que se arme la podrida y alguien le termine metiendo un balazo a alguien. Si pasan, veràn que sigo haciendo el traslado, post por post, en una colosal demostración de tiempo libre.

Saludos.

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jueves, marzo 15, 2007

Te mato porque me duele

Yo por Dentro - Cine, tele y así

La cosa es así: me despertó un calambre en la parte trasera de la pierna derecha a las cuatro de la mañana, y ya no pude seguir durmiendo. El dolor fue tanto, y el tirón tan grave, que hasta caminar me cuesta. No sé si se deberá a la falta de potasio como dice mi madre, o a la falta de prostitutas y cabarets como dice mi tío, o a la falta de esferas del dragón como digo yo, pero todo esto se reduce a que perdí hora y media de sueño, y estoy lleno de odio. De odio, malignidad y violencia, como todo macho. Súmenle a eso lo siguiente: tengo el acceso a Internet cada vez más restringido (postear no está bien) y en el interior de una de mis fosas nasales se está gestando un grano duro, grandote, de esos que duelen y no pueden ser reventados. Si manejase un camión, estoy seguro de que en lo que va de la mañana ya habría arrollado con gusto a una docena de niños limpiavidrios. Mínimo. Y subiéndome adrede a la vereda, con el semáforo en verde en algunos casos.

Como me parece inapropiado dejar pasar esta oportunidad de manifestar tanto mi violencia como la ajena, les dejo aquí las que considero fueron las seis muertes más violentas en la historia del cine. Bueno, al menos, de los últimos tiempos. Son 6 porque es el número imperfecto, porque es demasiado temprano como para que sean más, y también porque quiero dejarles a ustedes lugar para que agreguen las suyas.

The Godfather (El Padrino). La emboscada. Resulta que a Sonny (James Caan) lo engañan a fin de que salga sin protección, como el loco explosivo que es, rumbo a casa de su hermana, quien fue golpeada por su marido. Entonces, su automóvil se detiene en una cabina de peaje en una autopista desolada, el dependiente de la cabina cierra la ventanilla y se arroja al piso, y estalla el pandemonio. ¿Doscientas balas? ¿Trescientas? Tal vez más. Intenso. Sonny Corleone recibió una lluvia de plomo en una de las escenas más recordadas de esta gran película. Es el tipo de balacera que te hacer preguntarte cuánto le dolió, o hasta qué balazo estuvo consciente. Fue bueno que sucediese, porque dió origen luego a la famosa frase “look what they did to my boy Sonny, look what they did to my son… ”, que yo uso cada vez que deshueso pollo. Esta escena sería lo más violento que le sucedió a James Caan en toda su carrera de no ser porque Annie Wilkes le rompió las patas a mazazos tras atarlo a una cama.

Silence of the Lambs (El silencio de los Inocentes). El garrote. Para muchos, Hannibal Lecter es el mejor villano de la historia del cine. A mi parecer, es al menos el que más estilo tiene, y el asesino serial que algún día seré, Dios mediante. Sin embargo, Anthony Hopkins se vuelve básico y elemental en la terrible escena de la jaula, garroteando a muerte un oficial, en un plano más que impresionante en el que no se ve otra cosa que la horrible expresión del ganador del Oscar llevando su boca ensangrentada, las salpicaduras correspondientes y el movimiento de su brazo. El camarógrafo debe haberse orinado antes de llegar a la parte en que el cuerpo es destripado y colgado artísticamente de la parte superior de los barrotes.

28 Days Later (Exterminio). El piquete extremo. Esta película es realmente violenta. Estamos hablando de zombies, muertos vivientes y las formas de eliminarlos, cosa que se repite en el género llegando a niveles casi cómicos. Cuando uno se dispone a verla, se va haciendo a la idea de que las muertes van a sucederse una detrás de la otra, pero la escena en la que el protagonista ensangrentado (quien resulta creepy nomás de verlo en una foto mirando tele) hunde sus pulgares progresivamente a través de las cuencas oculares del oficial “malo” (pero no zombie) entre gritos y gruñidos es una revolvedora de estómagos. Hacer explotar un caballo con un collar de dinamita no debe resultar tan violento ni tan estremecedor. Es el tipo de escena que hace que después de sucedida uno se pregunte: ¿Era necesario? ¿No podría haber venido al cine a ver otra cosa? La respuesta es no. Fue uno de los dineros mejor gastados en mi vida. Un auténtico Resident Evil.

Saving Private Ryan (Rescatando al Soldado Ryan). La puñalada. En una escena del principio, un soldado destripado llora y grita por su madre, pero en comparación con la escena que más recuerdo de esa película, parece un comercial de PinyPon. Esta muerte a la que me refiero corresponde al soldado americano judío (Mellish) que tras una pelea feroz a mano desnuda con un soldado nazi es apuñalado en el corazón, lentamente, con una daga que él mismo había sacado. “No… no…no no no no” dice el pobre flaco, a lo que el agresor responde: “Shhhhh…” mientras hunde la hoja. Terrible, realista… qué se yo. Si el servicio militar aún fuese obligatorio en la Argentina, y el aviso de reclutamiento me hubiese llegado tras haber visto esa escena, yo mismo (con una pinza pico de loro y unos metros de alambre) me hubiese roto la espina a fin de zafar.

Casino. La paliza del desierto. Recuerdo que cuando tenía ocho o nueve años, solía quedarme a ver tele durante madrugada, y así conseguí enganchar Saló, o “Los 120 días de Sodoma” sin saber de qué se trataba. Pero eso no me pareció tan violento como esto. Cabe decir que el personaje interpretado por Joe Pesci se la había buscado durante toda la película. Las había hecho todas, desde involucrarse con la mujer equivocada hasta robar a los jefes de la mafia para los cuales trabajaba, pasando por reventarle a un tipo la cabeza con una morsa o apuñalar a otro en la garganta con una lapicera. Así y todo, la escena de la golpiza en el desierto es demasiado. Cruda en todos los sentidos, ya que comienza con él siendo obligado (por sus ex-compañeros) a ver como su hermano recibe una tunda brutal, con bates de béisbol. La sensación horrible y desesperante de que es el fin, de que no hay salida. Impotencia pura, que luego se transforma en su propia cuota de batazos amigos. Desnudos y ensangrentados, ambos cuerpos son arrojados a una fosa en la arena, y comienzan a ser sepultados todavía vivos. Ahí es cuando te das cuenta de que tu laburo no está tan mal, aunque el sueldo no sea la gran cosa.

American History X. El "enjuague bucal ruso". Muchos no saben que esta gran película existe. Por un lado eso está mal, ya que en ella Edward Norton lleva a cabo una actuación absolutamente magistral y escalofriante representando a Derek, un “cabeza rapada” neonazi que da unos discursos de antología, hermano mayor del siempre perturbado Edward Furlong. Pero por otro lado está bien, ya que “American Histoy X” hospeda a lo que sin lugar a dudas es la muerte más violenta que uno pueda imaginar. Quienes la hayan visto, ahora estarán recordando con pavor silencioso ese momento (en blanco y negro) en el que Derek sale a la vereda en calzoncillos y botas, pistola en mano, y se encarga de “educar” al ladrón malherido, tan afroamericano como delincuente y desafortunado. Nada, pero nada, nada se acerca a eso. Derek termina en la cárcel, pero ni curando el SIDA habría podido llegar a reparar lo hecho.

No me horrorizo ante la violencia ni tengo un estómago delicado, pero la verdad es que nada me había preparado para tanto... No sabía que eso existía... Me dolió a mí. Todavía me duele. No voy a describir la escena. Si quieren verla, busquen “curb stomping” en Wikipedia y YouTube, pero estén preparados para sentirse incómodos durante un buen rato. No sólo es la muerte más violenta en la historia del cine, sino que también es la cosa mas violenta que vi jamás en película alguna. Nada llega a ser tan simple y tan brutal. La película es de lo mejor que hay, y debería haberse ganado el Oscar en la categoría de “Mejor Violencia”, desbancando a todas las de Faces of Death.

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martes, marzo 13, 2007

Un mamboretá cinco veces imperfecto

Yo por Dentro - Religión - Vida Diaria

Los hay quienes dicen que Dios no existe porque suceden los terremotos y los tsunamis. Eso no es sólo estúpido sino también aburrido, porque me parece mucho más simpática la imagen de un pobre pescador africano que tras rezarle durante toda la tarde al Dios tiburón, ve venir una ola gigante y dice algo así como: “¡Munboka numayakaba mukako!”, que (imagino) en afrikaans significa “si tan sólo hubiese escuchado a ese misionero antes de hervirlo”. Los hay quienes dicen que Dios existe en cuanto no se ha podido explicar el porqué de muchas cosas. Eso es tan sólo estúpido, ya que la ignorancia no es evidencia. Los hay quienes creen que Dios existe porque así fueron criados en sus casas y está escrito en un libro (estúpido, porque eso hace que prácticamente todos los dioses sean verdaderos, incluyendo a Spiderman) y los hay quienes no creen porque no se les oyen las plegarias (estúpido, porque Dios no puede hacer que Boca y River ganen el mismo partido, aunque creo que Grondona sí).

Lo de las desgracias y alegrías también funciona como un detonante para los místicos. Podría decirse que Dios no existe porque no hizo nada para cuidar a mi hermana cuando ésta murió en un accidente de tránsito, pero eso sería –una vez más- estúpido. Dios no puede andar impidiéndole salir a nadie durante los días lluviosos en compañía de borrachos peligrosos con delirios legendarios de Collin McRae. También podría decirse que Dios me jodió abusando de las probabilidades al hacer de mi primo el único muerto en otro accidente, tirándole un ómnibus encima y salvando al resto de los cuarenta presentes, pero así también podría decirse que me favoreció al permitirme nacer y crecer sano y sin apuros a pesar de las probabilidades escasas de un prematuro cincomesino, o al organizar el cosmos al punto de que mi actual prometida me diese bolilla y me hiciese feliz. Es por eso que dejo a Dios fuera de esas cosas, cuando puedo.

Hoy en día, no estoy convencido de que Dios sea tal y cual me lo han presentado. Quiero decir, he elegido a Cristo como mi salvador, pero fue una decisión responsable y no el producto de una percepción. Nunca se me presentó un ángel con trompetas y espadas (simplificaría el asunto y lo haría mucho más interesante) ni se me apareció Jesús vestido de blanco con un mensaje de redención. O sánguches. Nunca presencié un milagro gigantesco, ni nada de eso. Que me he sentido overwhelmed en más de una ocasión, seguro, pero más veces fuera que dentro de una iglesia. Y podría haber obedecido a muchas otras cosas además de la intervención del espíritu santo. Podría haber sido amor, pánico, pata de cabra o empacho, por ejemplo. Porque debe haber agnósticos overwhelmed.

He aquí que entre los tantos dilemas que se me presentan, está mi bautismo. Digo, ya he sido bautizado cuando bebé católico, pero eso es decir poco. No tomé la comunión (mis videojuegos no iban a jugarse solos, caramba), pero mi bautismo adulto en una iglesia se avecina. Ahora bien, quiero que mi nuevo “compromiso responsable” con Dios funcione como corresponde, pero no estoy dispuesto a querer “curar” un homosexual y llevarlo por la senda de Dios. Por mí está bien así, mejor, más minas para los muchachos que quedan (camaradería y honor). Mucho menos voy a cantar en el coro, simplemente porque una persona seria no canta a menos que sea por plata, y ante un montón de gente que pagó una entrada. Tampoco pienso hacer carrera diciéndole a los musulmanes y judíos que yo tengo la posta y ellos están meta y meta hablar pavadas, porque la verdad, el Islam tuvo a Saladino, el mejor rey que jamás haya existido, y si lo descarto es por eso de que la mujer pasa a ser cualquier cosa salvo una compañera en la vida. Bueno, por eso y por el hecho de que Alá era tan pedófilo como cualquier cura católico. Por otro lado, no me opongo a todos los abortos, ni a todos los homicidios. Por algunos, incluso, saldría a juntar firmas y recaudar fondos. No hay vergüenza en ello. Hagan las cuentas. Termino siendo un incongruente cristiano “new age”. O algo peor: un hare “hippie” krishna con tintes sintoístas. Espero resolverlo.

La macana es que, indefectiblemente, cuando adoptás una religión por completo, estás dando a entender que por lo menos seiscientos millones de personas están equivocadas, ya sea ignorando o descreyendo (ateos) o simplemente conversando con un amigo imaginario (otros). Lo confieso, no me da el ego para tanto. No me creo tan sabio. Tal vez porque todavía quiero creer que los musulmanes buenos se van al cielo musulmán, y no a un infierno cristiano. Llámenme ingenuo.

Igualmente, peor le debe ir a Tom Cruise. Digo, a nadie le quedan dudas de que eligió la única religión que no es cierta. Eso es tan triste como esperar un colectivo en la parada equivocada durante un día de lluvia, o como que te regalen un dragón bebé (él último que existe) y al volver del trabajo lo encuentres muerto de sed porque lo encerraste y antes de salir te olvidaste de llenarle su tarrito de agua. O porque estaba jugando en tu escritorio y se le cayó encima una enciclopedia.

Bueno, no, tal vez no tanto. Nada puede ser más triste que eso.

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sábado, marzo 10, 2007

El mejor videoclip en la historia de este mundo y otros mundos desconocidos y lo mejor que le pudo haber pasado al hombre jamás.

Otros - Cine, tele y así - Yo por Dentro

No tengo palabras para describir lo que sucede en mi organización psicofísica en este momento. Me tiemblan las manos. Mi existencia se enriqueció a niveles que yo creía imposibles. El cerebro se me está licuando de placer. El tema se llama “Sweep the Leg” (BÁRRELE LA PIERNA). La banda se llama “No More Kings” y se va a convertir en la respuesta cada vez que alguien me pregunte acerca de mi banda preferida, si bien no me interesa un pepino su música pegadiza. Este videoclip fue dirigido por William Zabka, su protagonista, y es por mucho, lo mejor que les va a pasar a ustedes en toda su maldita vida. Es Johnny "El mejor personaje en la historia del cine" Lawrence.

TIENE EL CAST ORIGINAL… EL MADITO CAST ORIGINAL, ESTÁN TODOS, ESTÁ TODO EL GRUPITO… HASTA EL MALDITO RÉFERI. HAGAN CLICK, ¡¿EN QUE IDIOMA TENGO QUE DECIRLO?!

Pueden verlo aquí: http://www.youtube.com/watch?v=uFlQNtL8F9s
Y también aquí:http://www.sweeptheleg.com/
O haciendo click encima de estas palabras que están escritas en otro color porque son un maldito hipervínculo.

Lo único que lo aleja de la perfección y de ser lo mejor que me pasó en la vida es la ausencia de dos personas, ambas fallecidas. Se lo dedico al “Negro”, con quien me gustaría estar compartiéndolo, y a Noriyuki “Pat” Morita, quien habría bastado para redondear un segmento de imágenes y sonido que está muy cerca de convertirse en lo que muchos conocemos como “Dios”.Quien haya puesto el dinero para hacer este videoclip se merece que la humanidad toda haga una fila para practicarle sexo oral.

Me fui al carajo, no importa. Podría quedarme horas y horas escribiendo a este respecto. Ahora, si me disculpan, tengo que ir a verlo ochocientas veces más. Más les vale dejar comentarios que empiecen con la frase: “Esto es lo mejor que vi en mi puta vida” o "Put him in a body bag, Johnny!

Y si quieren leer una entrevista (en inglés) en la que William Zabka habla de todo el proceso, pueden hacer click acá.

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jueves, marzo 08, 2007

Tony Randall

Yo por Dentro - Comestible

Me desperté pensando. Llevo mucho tiempo de no darme una vuelta por un establecimiento del tipo “tenedor libre”. No estoy seguro que sea lo que uno deba pensar al levantarse (lo más sano, no es), pero para leer otro tipo de cosas más serias e interesantes ya tienen ustedes muchos lugares.

Por si alguno de mis lectores extranjeros desconoce el término, aclararé que un tenedor libre es un lugar en el que por una determinada cantidad de dinero, uno come todo lo que quiere, autoabasteciéndose. En mi caso, uno come "todo lo que puede". Las parrillas libres le permiten a uno desquitarse con un asado variado, las pizzerías libres hacen lo suyo cobrando las bebidas a precios exorbitantes, y los tenedores libres ofrecen toda clase de platillos simples, incluyendo elementos de las parrillas y pizzerías y pasando por las pastas, los fiambres, acompañamientos y ensaladas. Se ha hecho costumbre que éstos últimos sean de origen chino, y mezclen algo de cada cultura gastronómica. Algunos incluyen la bebida y/o el postre o café. Hasta donde yo sé, los chinos incluyen también la adrenalina de saber que uno está poniendo a prueba la ductilidad y resistencia de su propio colon, exponiéndose a tomar, envuelto entre sudores fríos, ese tren fugitivo conocido como el “Expreso de las heces acuosas”. (¡Mira mami, estoy jugando a que tengo cólera!)

La cuestión es que, conmigo, el tenedor libre no gana. Siempre regreso a casa habiendo comido más que suficiente para desquitar el dinero abonado. Y podría decirse que mis victorias se deben a que lo veo casi como a un desafío. Tomaremos por ejemplo al más caro (y cercano a casa) de los que anduve frecuentando algunas veces. Ellos cobran 30 o 35 pesos (dependiendo de si es día, noche, viernes, víspera de feriado, sábado, domingo) porque creen que eso les da ganancia, que nadie va a comer 35 pesos. Incluyen una bebida y postre libre. Es lo mismo que decirme: “¡Miren a la nenita, que linda nenita, ay mírenla, pero si es Betty Boop, que no puede comer diez dólares en una sola comida! ¡Cuidado Betty, no te vayas a tropezar con el hilo de tu tampón!

Y yo no soy ninguna maldita Betty Boop. Créanme: puedo ingerir peligrosas cantidades de bondiola de cerdo, y no asustarme si en determinado momento me falta el aire. Cabe decir que sigo además, ciertas reglas cuando me arrojo a tales aventuras (me siento en una mesa cercana a los fuegos, no como pan ni ensaladas, trato de acompañar con escasa agua mineral, como rápido, mastico poco, no utilizo condimentos picantes y apunto a los cortes caros y ricos recién después de haberme sometido a un “calentamiento” consistente en jamón crudo y quesos suaves). Algunos podrán decir que comer de más te hace sentir mal, pero comer de menos en ese tipo de situaciones me hace poner peor. Voy a serles honesto: no hay forma de que pueda pensar en dormir esa noche, o siquiera formar una familia en un futuro, si me vuelvo a casa creyendo que consumí menos de 28 pesos en un restaurante de 30 pesos el cubierto. No voy a dejar que eso suceda. Porque (el día de mañana) me gustaría poder mirar a mis hijos a la cara.

Creo incluso que me sentiría bien si el lugar quebrara a la semana siguiente, sabiendo que mis excesos fueron parte y tuvieron que ver en el asunto. Es complicado.

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lunes, marzo 05, 2007

¡El avión, el avión!

Yo por Dentro – Del Habla

Estuve pensando demasiado respecto a eso de no tener siquiera un mínimo tatuaje. Tal vez deba hacerme uno, pronto. A fin de cuentas, a la hora de hacerse un tatuaje, el aburrimiento es tan buen motivo como cualquier otro.

Los dragones, lobos y mamboretaes (en especial el pequeñín del sidebar) siempre se manifestaron como una opción, y los clásicos tatuajes samurai realmente me pueden, así, llenos de flores de cerezo, espadas y escenas de lucha. Pero imagino que jamás me haré uno, debido a que estoy convencido de que no quedaría exactamente como lo pretendo, pese a costarme una tonelada de dinero que no tengo y que debería ahorrar dejando de pagar el gas, la luz y varios churrascos.

Cabe decirse que eso de tener que andar explicando el tatuaje, el significado, y toda la perinola, se me hace desde ya, demasiado engorroso. Por otro lado, en mi círculo cercano más íntimo no creen inteligente la idea de tatuarme. Yo tampoco lo creo. Pero eso lo hace también útil a la hora de fastidiar, porque puedo tenerlos amenazados a todos bajo las palabras: “Ah, si vos me ponés a dieta de verdurita para bajarme el colesterol, yo me hago un tatuaje en la frente que diga: La Salteña, para freír”. Obviamente, luego esa persona amenazaría con abandonarme y yo lloraría y pediría perdón, previo todo a quitarme el tatuaje con agua hervida, pomada lustra-metales y un poco de arena.

Sin embargo, eso no quita que tome ciertas precauciones. Es por eso que ya elegí lo que me hará debutar en el mundo del garabateo dérmico, en caso de llegar el momento. La idea, sería la de grabarlo todo en letra cursiva, fuente Matura MT Script Capital, sobre la parte superior de la espalda:

"Sí, Rosas, te maldigo. Jamás dentro de mis venas -la hiel de la venganza -mis horas agitó. Como hombre te perdono -mi cárcel y cadenas- pero como argentino, las de mi patria, ¡no!"

No creo que se pueda pedir mucho más que eso.

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