Let your soul be your pilot

Yo por Dentro

Bueno, ahora que estoy un poco más grandecito, puedo sacar a la luz tres grandes verdades que me he visto obligado a callar a lo largo de mi niñez.

1) Nunca me gustó que regalasen medias o calzoncillos, por más caros que fuesen. Si alguien de quienes leen este mail alguna vez me hizo un regalo de semejante envergadura, aquí les dejo esto: "Ojalá se te infecte una picadura de mosquito y te pudras despacito, por esa plata hubiera preferido unos Thundercats o unos Transformers".

2)Nunca quise invitar a todos mis compañeros de grado a mis fiestas de cumpleaños. A decir verdad, no creo que nadie vaya a sorprenderse si yo digo que odiaba (o apenas soportaba) al 85% de mis "compañeritos", que no eran más que zánganos interesados en beberse mis gaseosas, atorarse con mis chizitos y comerse mis sanguches de miga. A ustedes les digo: "Espero que hayan tenido tres meses de diarrea por cada porción de torta, muertos de hambre".

3) Nunca aprendí los beneficios del trabajo en equipo. Siempre lo hice todo yo, sin ayuda de nadie, dejando que todos se copiasen y luego destacando nuestra colaboración en conjunto. ¿Y sabes por qué? Porque de esa manera terminaba más rápido y obtenía mejores resultados debido a que no tenía que fingir que me interesaban esas estupideces que sugerían los idiotas a mi lado. Síiiii, esto va para vos, que fuiste mi maestra de primaria. "Cuando te comentaba que estaba cómodo y que disfrutaba aprendiendo con mis compañeros, en realidad estaba diciéndote lo que querías escuchar, para que no me vinieses con sermones o peroratas, gilastruna... yo trabajo solo".